
Este trabajo pretende analizar las relaciones internas o programáticas entre Epistemología y Psicología suponiendo que se trata de perspectivas disciplinares profundamente imbricadas, tanto desde un punto de vista histórico como en lo que atañe a su vocación epistémica. Revisaremos primero el contenido psicológico de algunas de las posiciones epistemológicas clásicas. En segundo lugar, pondremos algunos ejemplos que nos permitirán sopesar el impacto de la Epistemología en la teoría psicológica y cerraremos nuestro argumento con una sucinta revisión del esfuerzo de la Psicología por comprender la actividad científica.
Hay muchas maneras de plantearse la cuestión de las relaciones entre epistemología y psicología. La más obvia, y que seguramente funciona como pretexto para esta reflexión, tiene que ver genéricamente con la cuestión del estatuto científico de la psicología: veamos primero qué nos dicen los epistemológos que es la ciencia, decidamos si nos parece sensato, en esos términos, pensar en la psicología como una ciencia y procedamos a actuar entonces como científicos, o bien dejémonos llevar por la molicie epistemológica y renunciemos a las ganancias. Yo creo que esta forma de proceder es, como mínimo, ingenua, y, si me apuran, falaz. La razón más obvia es que la misma psicología está de hecho implicada históricamente en la definición de lo que es o no es ciencia. Por si esto fuera poco, la psicología tiene, entre otras, la obligación de estudiar en qué consiste conocer, en general, y en qué consiste conocer científicamente en particular
La psicología es el territorio cultural en el que se dirime racionalmente la cuestión de los límites formales de la subjetividad, una cuestión que sólo podría quedar cabalmente zanjada en una sociedad medieval, en la que la propia noción de sujeto careciese de sentido
La vocación epistemológica de la psicología Empecemos recordando que tanto la psicología
wundtiana como las psicologías funcionalistas de inspiración darwiniana, desde Baldwin a Piaget, se plantearon como objetivo más básico tratar en términos funcionales y naturalistas la teoría kantiana del conocimiento (ver, por ejemplo, Fernández, 1995; Sánchez, 1995). Recordemos también que una de las preocupaciones centrales de Kant era precisamente estudiar la ciencia como forma límite de la racionalidad. La hipótesis del sujeto trascendental permite que Kant argumente el carácter necesario y universal de las proposiciones científicas, al menos del canon de la ciencia newtoniana. Por su parte, los psicofisiólogos alemanes y los psicólogos funcionalistas europeos y americanos intentan dilucidar, ya desde los procedimientos de las ciencias naturales, cuáles son las condiciones que hacen posible el conocimiento, en términos generales, y el conocimiento científico en particular.
Una de las razones por las que la psicología formal no tiene un peso importante en la obra de Kuhn radica en el hecho de que sus referencias son siempre tomadas de psicologías del individuo (más cercanas a los problemas filosóficos que se plantea o a la manera de plantearlos), cuando resulta evidente que lo que necesita, en todo caso, para bien o para mal, es una psicología social. Por ejemplo, el uso del “espíritu” gestáltico de la reestructuración súbita del campo para apuntalar la idea del carácter saltativo y ruptural de los cambios conceptuales revolucionarios, le hubiera resultado más útil, al margen de su valor teórico, de haberlo recuperado, por ejemplo, a partir del trabajo de Kurt Lewin, mucho más preocupado por disponer el comportamiento del individuo en el campo vectorial de los motivos colectivos
Bibliografía.
Blanco, F. Epistemología y Psicología Un viaje de Ida y Vuelta. Universidad Autónoma de Madrid.
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